El verano siempre tiene un sabor especial. Cuando era niño, durante las vacaciones de verano, lo que más hacía era llevar las mantas afuera a mostrar al sol. Después de mostrarlas, había un aroma del sol que tardaba mucho en desaparecer.
Cuando llega el verano, aunque hace calor, siento que toda la persona se relaja un poco, por la noche sopla el viento, comiendo sandía fría, en la calle se pueden ver personas caminando en chanclas.
Este tipo de ambiente siempre me recuerda a los campamentos de verano de mi infancia, donde conocía nuevos amigos, intentaba pequeñas aventuras y, de paso, cambiab
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